domingo, 17 de septiembre de 2017

NIKI LAUDA


Su nombre es Andreas Nikolaus, pero para todo el mundo siempre ha sido Niki. El que habría de convertirse en tres veces campeón del mundo de Fórmula 1 empezó su carrera contra la voluntad de una familia de ricos industriales austriacos. 
Su debut lo hizo con un Mini en una carrera de montaña en 1968. Tan pronto como su padre se enteró, le prohibió que volviera a correr, pero nada podía detener su pasión. Pronto pasó del Mini a un Porsche 911 y luego, al año siguiente, a la Fórmula Vee, donde ganó su primer par de carreras.
Cuando llegó a la Fórmula 3 en 1970 no dejo una gran impresión, y solo pudo consolarse con un par de primeros lugares al volante de un Porsche 908.
Niki rompió definitivamente con su familia en 1972 tras el intento de la misma de bloquear la financiación para que la joven promesa debutara en la Formula 1 en el equipo oficial de March.
Pero por desgracia los resultados esperados nunca llegaron. En el 73 logró obtener un préstamos adicional para correr con BRM, y un sexto lugar en Montecarlo lo puso en una posición destacada dentro de su equipo. Entre sus compañeros de BRM estaba Clay Regazzoni, que estaba apunto de volver a Ferrari y lo recomendó en Maranello, tal vez convencido de tener un apoyo por su parte.
Una vez en Ferrari, Lauda comenzó un programa intensivo de pruebas y desarrollo del monoplaza, aprovechando todo el potencial de la pista de pruebas en Fioano. Cada vez que podía iba a visitar a Enzo Ferrari para fomentar la relación, hablando en italiano y ganándose su respeto.
Lauda tal vez no era el piloto más rápido, pero su determinación y su incansable deseo de mejorar las prestaciones del coche no tenían igual. En Ferrari lo apodaban "computadora", y esto refleja cuál era su actitud hacia la profesión del piloto.

En 1974 obtuvo sus primeras victorias en España y Holanda, pero una salida de pista en Nürburgring y una serie de abandonos lo dejaron fuera de la lucha por el título, que finalmente ganó Fittipaldi, con Regazzoni en segundo lugar.
Ferrari había vuelto a la cumbre y en 1975 el 312T resultó ser un arma casi invencible. Niki cosechó los frutos del trabajo duro al obtener cinco victorias y convertirse en campeón del mundo por primera vez.
En 1976, a pesar de la rivalidad con James Hunt y su McLaren, Lauda parecía estar en camino de un nuevo título. Pero en Nürburgring se produjo el fatal accidente. En la segunda vuelta de la carrera, su Ferrari patinó detrás de Bergwerk y golpeó el muro de contención, para luego detenerse envuelto en llamas en medio de la pista. Niki estaba atrapado en la cabina de su monoplaza y sin casco, que habia salido despedido con el impacto. Gracias a la valentía de Arturo Menziario y a la ayuda de sus colegas Lunger, Edwards y Ertl, pudieron sacarlo del bólido y llevarlo a un hospital de Mannheim.


Su vida corría peligro, principalmente a causa de los gases inhalados, pero superó la crisis, aunque resulto con quemaduras en la cara y las orejas, que dejaron cicatrices de por vida. Ferrari abandonó el siguiente Gran Premio de Austria, y volvió a presentarse en Holanda solo con Regazzoni. Para Monza, el equipo ya habia contratado a Carlos Reutemann como un sustituto, pero ante la incredulidad general, Lauda se presentó en la salida del Gran Premio de Monza solo seis semanas después del accidente. Ferrari tenía una alineación de tres monoplazas, y Niki terminó en cuarto lugar para volver a encender la esperanza de ganar el campeonato del mundo.
La historia entre Lauda y Hunt queda inmortalizada en la película "Rush" de Ron Howard. 
En Japón, en la carrera decisiva, llovía tanto que Lauda decidió abandonar después de la primera vuelta, creyendo que era demasiado peligroso continuar. Con el tercer puesto, Hunt se coronó campeón del mundo.
A mediados del 1979 decidió retirarse para dedicarse a su otra pasión, los aviones. Después de obtener su licencia de piloto, fundó Lauda Air. Pero el negocio no resultó tan bueno y en 1982 se produjo el sensacional retorno a McLaren, donde comenzó con triunfos en el Gran Premio de Long Beach y el de Gran Bretaña.


Dos años más tarde también gracias al motor Porsche, McLaren se convirtió en el coche a batir, pero Niki se encontró con un compañero incómodo: Alain Prost.
Inteligente como siempre, se concentró en la preparación para las carreras, sin dejarse immpresionar por los tiempos de prueba de Prost. Al final, fue galardonado con el tercer título mundial, que conquistó con una ventaja de medio punto sobre su compañero.
En 1985 había llegado el momento de su segunda retirada, pero se dio la satisfacción de vencer a Prost en el Gran Premio de Holanda en una temporada que lo había visto muchas veces obligado a abandonar.

Después de retirarse, Lauda comenzó una gran carrera empresarial con muchos altibajos. Volvió de nuevo a la Formula 1, pero esta vez como directivo de Jaguar en 2001 y 2002 antes de convertirse en comentarista de televisión. Gracias a sus excelentes contactos con Mercedes, fue contratado a finales del 2012 por el equipo de Fórmula 1 de la escudería alemana en calidad de presidente no ejecutivo.