Las versiones mas extravagantes de los deportivos americanos son las que verdaderamente copan la atención de una muestra como la de los Ángeles. Más funcionales, los pick-up también se mantienen entre los modelos favoritos del público.
Para un europeo medio con cierto conocimiento y afición al mundo del automovilismo, un coche deportivo americano, como norma general es un "hierro". Se denomina así a una estructura que carece de cualquier tipo de cualidad dinámica, que apenas transmite en la conducción y que desaprovecha todo el potencial de su motor en hacer ruido y poco más.
Así somo sen Europa hasta que llegamos a Estado Unidos y nos damos cuenta de que si viviéramos allí conduciríamos un Ford Mustang, Chevrolet Camaro o los Challenger y Charger de Dodge.
Ninguno de los modelos citados son especialmente nuevos, pero todos han atraído la atención del público en el Salón de los Ángeles, como siempre, con nuevas versiones o equipamientos mejorados. Como los deportivos SRT de Dodge, sin duda los más llamativos.
En su edición más especial se encuentra el Dodge Charger Daytona, que rememora la leyenda que nación para conquistar la Nascar en 1969, disponible de momento con dos motores. El de acceso (R/T), un V8 de 5,7 litros y 360 CV, y el más potente (SRT), que se mueve con el V8 HEMI 392 de 6,4 litros y 485 CV.
También ha tenido su parte de protagonismo el Dodge Challenger GT, que incorpora por primera vez en su historia la tracción total, aunque sólo para casos en los que la electrónica lo considera una necesidad, porque su verdadera esencia sigue siendo la tracción trasera. Dónde quedaría si no la típica imagen del coche haciendo rueda en una salida, soltando humo, de las películas de Hollywood...