domingo, 1 de junio de 2014
Turbo.
El turbo no es más que una bomba de aire caliente que fuerza la entrada de más aire en el motor. Con más aire, el motor funciona más eficientemente aumentando la potencia y reduciendo al mismo tiempo tanto el consumo como las emisiones contaminantes.
El turbo se encuentra alojado en el sistema de escape del vehículo, entre el colector de escape y el tubo de escape.
Los gases salen del motor y hacen girar una turbina de escape alojada en el propio turbo, esta hace girar mediante un arbol la rueda compresora que comprime el aire que entra en el motor.
Los gases de escape entran a este a través de la tubina de escape, hacen girar dicha turbina y salen a través del tubo de escape.
El aire es atraido a la caracola de admisión por la rueda compresora, y una vez está comprimido gira los álaves a gran velocidad.
La caracola de admisión transforma el aire que entra a gran velocidad y baja presion en aire a baja velocidad y gran presión a la salida del turbo.
El aire entra en dicha caracola a temperatura ambiente, y sale a unos 200 grados centígrados aproximadamente. Al aumentar la temperatura del aire, disminuye su densidad y por lo tanto perdemos potencia. Por eso utilizamos un intercooler que través de aire o agua disminuye la temperatura del aire procedente del turbo.
Una turbina pequeña tendrá una magnífica respuesta a bajas revoluciones, por el contrario a altas revoluciones, se pasará de vueltas y presurizará el motor en exceso.
Para prevenir esto, a los turbos se les ha colocado una válvula que controla la presión de soplado.
En el momento en que la presión se acerca al máximo permitido, la válvula se abre permitiendo así que los gases sobrantes no pasen a través de la turbina y salgan directamente al escape.
En un turbo con válvula, podemos usar una turbina pequeña con total seguridad y conseguir una magnífica respuesta manteniendo la potencia.
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